merde, merde, merde!
En el programa de la radio suiza Drôles d’histoires del 24 de enero comentan un libro titulado
Entracte: Petite revue des mots du spectacle, del que me gustaría transcribir algunas curiosidades relativas al vocabulario o al origen de los términos utilizados por la gente del espectáculo, un mundo abigarrado y misterioso por el que los inadaptados de turno sentíamos una poderosa fascinación (but do we still dream about running off and join the circus?).
Por ejemplo,
“merde!” normalmente pronunciado tres veces significa suerte, y es que en la época en que la gente iba al teatro en calesa, cuantas más deposiciones de caballo hubiera a la entrada del espectáculo, mayor sería la asistencia y mayor el éxito de la obra.
En España es el color amarillo (el color de la traición) el que da mala suerte, pero en Francia es el
verde, ya que Molière murió en escena (o mejor dicho, agonizó en escena) llevando una prenda de ese color.
Otra característica, esta vez de las salas de teatro, es que en la zona de platea, en lugar de hablar de derecha e izquierda (mirando hacia la escena) se habla de
“côté cour” et
“côté jardin” y la razón es que antiguamente (s. XVII) el palco del rey estaba a la derecha y el de la reina a la izquierda.
Cuando se dice que un espectáculo
“fait un four” es que muy poca gente ha ido a verlo y para intentar disimular este hecho, los técnicos apagaban todas las luces para que todo quede en la oscuridad (como en un horno).
Y algunas expresiones graciosas con la palabra
“cul”:
“cul cousu, madame!”, lo decía Nureyev para que sus bailarinas apretaran bien el culo.
“Avoir le cul plombé”, también en el ballet, para designar a un bailarín o bailarina con varios kilos de más. Un
“gros cul” es el nombre que se le da al camión que transporta el material de teatro. O
“être bite à cul” es una expresión que dice un marionetista a otro y que significa que los dos deben manejar la misma marioneta.