Ya ves, al parecer la muerte de la televisión vuelve a traernos el mundo de las utopías del XIX.
Pues nada, según mi amigo, este grupúsculo súper secreto está a vueltas con el proyecto Shelley, cuyo objetivo no es otro que crear la máquina de la traducción (Deus ex machina).
¿Y cuál es la idea central del proyecto? "Está clarísimo", continúa, "hacer que el espíritu de Mary Shelley resurja de nuevo, pero esta vez en un modelo matemático tridimiensional para desde allí, insuflar nueva vida a un hombre-máquina perfecto, capaz de guardar la fidelidad máxima al texto de origen que escupen hoy algunas máquinas, pero con la diferencia terrible de conseguir en el texto final ese destello de vida del que de momento carecen los algoritmos informáticos y que depende más bien de la comprensión que cada uno tiene de la realidad, de su capacidad para zambullirse en ella y salir más o menos indemne y con más o menos pesca."
Me dice también que el hombre máquina (aquel feliz robot de los 70 hoy reconvertido... ¿O éramos nosotros los felices?) será capaz de analizar una obra de arte plástica procesándola como si de una música se tratara, descomponiéndola en pequeñas notas hasta llegar a un lenguaje universal, a una especie de genoma jeroglífico que facilitará toda su comprensión.
No sé qué pensar. Mi amigo es uno de esos amigos de ahora a los que nunca has visto en persona. Así que todo puede ser cierto.
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