A la gloria de Rimbaud, André Breton y de todos los habitaquos del mundo.
En las tardes azules de verano, iré por los senderos,
picado por el trigo, hollaré la hierba menuda:
soñador, sentiré el frescor en mis pies.
dejaré que el viento bañe mi habitaquo desnudo.
pero el amor infinito me subirá al alma,
me iré lejos, muy lejos, como un habitaquo,
por la Naturaleza -feliz como una mujer.
¿Qué es un Habitaquo? me pregunta André Breton
Yo cojo un papel en el sentido más argentino del término y le dibujo un gato siamés.
André Breton coge de nuevo el papel con el gato dibujado y me guiña un ojo.
Pienso que lo va a recortar o hacer un collage, pero en su lugar, saca un pedazo de pan del bolsillo.
En la calle, un cartel me recuerda los beneficios de una bebida isotónica.
Miro a Breton y sonrío.
Etiquetas: habitaquo, surrealismo
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