El traductor robotizado
Principios básicos:
1. Un traductor no puede causar perjuicio a un cliente o dejar, con su inacción o imprevisión, que el texto final menoscabe la credibilidad del cliente.
2. Un traductor debe obedecer las consignas dadas por el cliente, salvo aquellas que entren en contradicción con la primera ley.
3. Un traductor debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esa protección no esté en contradicción con la primera o segunda leyes...
Toda tarea que pueda automatizarse será automatizada.
Foto de theremon.Etiquetas: Isaac Asimov, robot